Muchas veces, en el proceso de presentación de proyectos, el hostelero se resiste a compartir otras ideas u observaciones de otros constructores, reservándose el derecho de propiedad intelectual. Un derecho incompatible muchas veces con la excelencia absoluta a no ser del azar y de los enamorados por sus proyectos. La excelencia absoluta se consigue con la suma de ideas de los diferentes proyectos, compartiendo trabajo y no negando o disfrazando la información necesaria para conseguir los objetivos.

La realidad es que el único perjudicado en esta propuesta de negocio es el constructor pues la competencia es mayor, se requiere de una exactitud más precisa, la innovación y creatividad cobra más fuerza y la profesionalidad quedará remarcada. Por el contrario, el propietario facilitando la información gana todo lo que el constructor pierde.  No compartir el conocimiento puede restar valor a la obra.

Esta mentalidad perjudica claramente al constructor, pero al final la obra finalizada es mucho más mejor.

Falta de comunicación entre los equipos

Otro inconveniente que a veces surgen por parte de las cadenas hoteleras es la falta de comunicación entre el equipo técnico y la dirección de explotación. Es decir, entre los que determinan la obra y la instalación y los que explotan la obra y su comercialización. Pues en la explotación, la dirección, a veces observan que la obra finalizada carece de cosas o servicios que necesitan (como unos determinados toboganes o más hamacas). Simplemente sucede por falta de comunicación y colaboración.

En la cadena productiva es muy importante el trabajo en equipo y compartir información. Compartir información es dar más viabilidad al proyecto. Es fundamental intuir lo que piensan los demás, aunque pertenezcan a universos distintos o separados, para que el resultado del proyecto sea el que todos esperan.